domingo, 26 de junio de 2016

"Las Raldillas" de Corella

No quería pasar por alto un tema gastronómico muy importante del mes de Marzo, debido a la cantidad de temas pendientes lo he relegado hasta la fecha, un autentico "gandul", pero aquí está ya.

Hablar de "raldillas" es hablar de Corella, quitando los pueblos de alrededor, nadie sabe que estoy diciendo, ellos se lo pierden. "Quizir", a 20 Km. a la redonda saben de que hablo, a partir de ese circulo, hablan de Torrijas, para nosotros "furrufalla", por estos lares todos los años y coincidiendo por San José toca saborear este postre tan estupendo, vistoso y sabroso.

Perola con leche, azúcar y canela
Debo decir que en mi pueblo todas las festividades religiosas las convertimos y asociamos con festividades gastronómicas, del "Turrón de Navidad" pasamos al "Rosco de Reyes", de ahí pasamos al "Rosco de San Blas" y ya estamos en las "Raldillas", no hay día sin postre dulce, aunque sean "españoletas", siempre hay algo que echarse a la boca que nos cause éxtasis bucodentogastricocolicoanal.

Para el 19 de Marzo igual llevamos comiendo "raldillas" un par se semanas, ese día es la apoteosis final, un "esploto" de secreciones gástricas recorren todas nuestras casas; abuelas, madres, esposas e incluso algún  "fanfarrias"  de hombre metido a cocinillas elaboran ese manjar, solo para "fardar" de ello.

Como todo plato típico de Corella, pocas variaciones hay, pero "hailas", postre sencillo de hacer, pero hay que darle gracia y salero al asunto, somos un poco raros, si algo se tuerce en el sabor, notamos rápido quien ha metido la mano o quien ha sido el "vaina" que ha tocado algo.

Como hacemos las "Raldillas" en Corella. Os voy a contar como las elaboramos en mi familia y como las prepara mi chica.

Rebanadas de pan cortadas al "aragüey"
Primero hay que tener pensado a quien comprarle el "Pan Hueco", nosotros somos del "masitas" de toda la vida, en cuanto salimos de casa es como si os dijeran "güesqui", tiramos para la izquierda que es la dirección correcta donde está el horno, pero cada uno tiene sus preferencias en el tema harinas, para esta labor hace falta pan, pan y pan. Y tiene que ser comprado el día de antes. Me explico, no del día, sino del día anterior. Entendéis?.


En una cazuela o "perola" se pone a hervir la leche, leche de toda la vida, de vaca, entera, con Azúcar a gusto del consumidor y Canela en Rama, hay gente que le echa cascara de limón, otros también de naranja, habrá algún raro que le eche cascara de coco, almendra, "cagarruta de gurrión" o alguna gilipollada para dárselas de original, a ese hay que "daile" en la cabeza un "furgazo", en fin, nosotros no. La tenemos hirviendo unos 15 minutos mas o menos, que no haga "furrún".

Recipiente para embeber las raldillas
Mientras, con un cuchillo de sierra, el pan se corta con corte de sierra,  algunos no aciertan en el corte ni dejandoles una "dalla", cortamos las rebanadas de pan al "aragüey", para los que no son de mi pueblo diré que es en oblicuo o diagonal que queda mas fino. Eso tiene su importancia pero ahora no pienso decirlo.

Todo tiene que estar preparado como si fuese una cadena de montaje, hay que usar bastantes utensilios y luego toca fregatina, así que el orden es fundamental. Si el que elabora el postre es un hombre, nos damos por jodidos, la hora de la fregadera no la quiere nadie, lo "enforruña" todo. Hay que estar siempre detrás nuestra recogiendo todo. Así que lo mejor es que sea la mujer la que elabore el producto.

La leche la echamos a un recipiente amplio tipo "gamella", es allí donde vamos a colocar las rebanadas para que se impregnen bien de la leche aromatizada, lo mismo nos da pirex de cristal que una bandeja de acero inoxidable, el caso es que quepan las 125 raldillas que nos vamos a comer ese día para postre, hay que "gibarse" conozco familias que comen todavía mas.

Han absorbido todo
En otro "pozal" o  vasija echamos los huevos, huevos de Corella, a veces coincide en la época unos huevos de doble yema de unas "pollas" ponederas que tiene mi vecina "La Pili", gordos de cojotios, son conocidos también en San Sebastián, porque les llevo a mis amigos para que vean como las gastamos en el pueblo. 


Empezamos a batir los huevos con esa gracia que solo los de Corella tenemos, es una habilidad innata, podemos hacerlo con un solo dedo, puede ser del pie o de la mano, a "eslegir", la energía desprendida del movimiento de oscilación, rotación y percusión del tenedor solo es comparable a la de un parque eólico, así que bueno estaría que alguien pensara como encauzar en esta época de las energías renobables ese caudal energético. Hemos hablado con Industria y estamos a la espera.
                    
Untándolas con huevo
Mientras, las rebanadas de pan hueco están colocadas en la fuente absorviendo toda la leche hervida con la canela. Lo hacen igual que la "guata". ¡Hay que dejarlas que chupen todo!, bien untaditas, pero también es importante que expulsen el exceso. Lo hacen en un "plis plas".

Se cogen con gracia, arte y delicadeza para que no se rompan y son llevadas al "pozal" o fuente donde tenemos los huevos batidos. 

Allí dejamos que se empapen bien de la materia pingüe, es decir, del huevo, se escurren y se llevan a una sartén amplia con un buen aceite, nosotros empleamos el aceite de familia, cosecha propia de Arbequina, del huerto de "Guarre", debajo de la "Estanca", afrutado con ligeras reminiscencias a salvia y ligero toque de estragón, suave en el paladar como el tocino de cielo, no tapa para nada el sabor autentico de las raldillas, todo lo contrario, aún le da mas gracia.
   
En la sartén
Comenzamos a freír las "raldillas" a fuego medio, "quizir", ni mucho ni poco, con tranquilidad y mucho mimo, se van dando la vuelta delicadamente para no destrozarlas, son necesarios utensilios que sujeten bien y no originen estragos, cuando las tengamos a nuestro gusto, sin "furrún" y estén conformes la cuadrilla de tostones y "facistoles" que tenemos al lado,  las sacamos y dejamos que escurran en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.

En Corella usamos la "rasera" y algún dedo, en otros pueblos usan la espumadera, finos, que son unos finos.

Ni socarradas ni anémicas que parezcan una "gusarapa", el punto de dorado para que todo el mundo este contento no es fácil, con los años hemos llegado al color típico de Corella, que es el que veis en la foto final. 


Raldillas preparadas
Para llegar a ello, han pasado generaciones de Corellanos, estudiando discutiendo y cuestionando todo el proceso de elaboración, de ahí que seamos un poco "farrucos", solo para llegar al tipo de pan que era necesario utilizar, se inicio una discusión en la época de Blanca de Navarra y tuvieron que acabarla con la llegada de Felipe V a la Casa de las Cadenas, su mujer María Luisa de Saboya se empeñó que quería raldillas y hubo que tomar una decisión rápida.


Creo que en esa época existía el "masitas". Dice la leyenda que a raíz de ese postre le empezaron los antojos y carantoñas con el primer Rey Borbón, meses mas tarde dio a luz a su hijo Luis que a la postre sería Rey de España con el nombre de Luis I de Corella. Y todo por unas raldillas. Somos la hostia.


Raldillas con miel
Con esto lo único que quiero decir, es que los platos típicos de mi pueblo, son trabajados en el pensamiento, en la elaboracion, en el alma, son todo cariño, amor, dulzura - joder que tierno me estoy poniendo-, en ahora si, ahora no, nos tiene que dar el "barrunto" y cuando a uno de Corella le da un barrunto, "atense los machos", ahí sale una idea genial que perdura en el tiempo.
                                
Por donde iba?. Bueno las tenemos en la fuente con el papel de cocina absorbiendo el exceso de aceite, mientras, hemos preparado otro plato con Azúcar y Canela en Polvo mezcladas a partes iguales, también con mucha delicadeza cogemos las "raldillas" y las vamos pasando por el plato, vuelta y vuelta y mas vuelta, de ahí a una bandeja bonita en la que quepan los cientos de raldillas que hemos hecho para ese día.

Aquí tenemos varias opciones, la primera comernolas de golpe, sin embargo la mayoría de la gente se las come despacio como acabo de contar, rebozadas con el azúcar y canela, otros no la rebozan y le echan miel calentita, otros, los mas golosos, a las rebozadas también les echan miel. Como veis, variaciones a gusto del consumidor.

Mas Raldillas
Acabando con el relato, diré que yo no soy de mucho dulce, pero ver con que gracia hacen nuestras chicas las raldillas, así como el gusto que me da verlas comer, hace que disfrute como ellos, yo solo suelo comer unas 23 después de comer y para cenar bajo el pistón a 13, pero en mi pueblo a quien le gusta las raldillas no baja de las 225 por día.

Deseo como siempre, agradecer vuestros comentarios y seguimiento del Blog, para mi es un placer escribir en mis ratos libres cosillas acerca de nuestras cosas.


Se que a unos les gusta mas las Historietas, a otros La Huerta y a todos Los Platos Típicos, así que iré alternando cada semana un asunto.

Muchas gracias queridos amigos