viernes, 15 de septiembre de 2023

Los Aguado de Corella y la historia de las Verjas de Plata


"Ámosaver", antes de narrar lo que los historiadores nos han dejado escrito en distintos estudios sobre las famosas verjas de plata, es interesante y obligatorio hacer un poco de historia sobre una de las familias mas interesantes e importantes del siglo XVIII de Corella - los Aguado.

"Paiceser" se tiene constancia del primer Aguado, D. Antonio Aguado  Sanz de Granada 1663-1738) que casó dos veces y tuvo cuatro hijos de su primera mujer, Juana Pérez y Duarte y doce hijos de su segunda esposa, Antonia Delgado  Lopez Baíllo, el octavo y el undécimo de estos dieciséis hijos son los que nos interesan en la historia que vamos a contar, D. Roque y D. Antonio Aguado.

Ambos nacieron en Corella en la calle San José junto a la casa donde vino al mundo el ilustre pintor de cámara de su majestad, D. Antonio Gonzalez Ruiz, ambos fueron bautizados en la Iglesia del Rosario, D. Roque en 1708 y D. Antonio en 1714. La vida de estos dos personajes transcurrió hasta 1732 en la trastienda de un humilde negocio de telas, que marchaba todo lo mal que suelen ir estas cosas en los pueblos; pero un tropiezo económico cambió de ruin a espléndida la estrella de su camino. Roque había contratado en Tafalla con el mercader de Pamplona José Chacón mercaderías por valor de 2.216 reales comprometiéndose a pagar para la Feria de San Fermin, pero llego el plazo y como se encontró al descubierto hizo "fuga de este Reyno" con sus hermanos Antonio y Fernando, dejando que el juzgado se incautara de la tienda. 

"Aguarte", a este acreedor se unieron unos cuantos mas y de paso algún "sacamantecas",  todos ellos en Corella otorgaron un poder para rescatar los bienes perdidos ya "que Roque Aguado, comerciante de Corella padeció quiebra en sus negocios y se ausento de dicha ciudad a la de Cádiz en donde actualmente se halla dejando a deber a los otorgantes 7.225 reales y 19 maravedíes de plata doble". 
Los hermanos Aguado emigraron a Cádiz en 1732 para trabajar en la casa de comercio de su paisano Miguel Laviano, natural de Corella. Allí estuvieron unos años hasta que vieron que las oportunidades estaban fuera de la península.

"Quetevuacontar"
, De Cádiz pasaron los tres hermanos a las Indias, hicieron fortuna durante los años 1735- 1750, disfrutando del renacimiento del comercio con las Indias. Se Matriculó en el Consulado en 1738 junto a su hermano Roque. En 1752 logró el hábito e la Orden de Calatrava, no hay referencia a sus actividades comerciales en los expedientes de concesión del hábito y de título, los testigos que contestaron al cuestionario de la Orden de Calatrava, ante el recelo que podría despertar su viaje a América en el año de 1743, coinciden en señalar que solo tuvo objeto de contraer matrimonio con Dña. Sebastiana de Angulo, hija de D. Domingo de Angulo, abogado y consultor del Tribunal de la Inquisición, y que una vez recogidos los bienes que pertenecían a su mujer, regresó a España, sin haberse empleado en otras cosas.
 
A partir de 1752, empezaron la búsqueda de los signos de promoción social propios del momento: cartas ejecutorias de nobleza, obtención de un hábito de una orden militar, fundación de un mayorazgo, etc. Uno de los hermanos, Antonio, dejó temprano Cádiz y la casa de comercio familiar para invertir en tierras en Jerez de la Frontera y Sevilla y obtuvo el título de Conde de Montelirios en 1764. 
De este modo, Antonio Aguado entró a formar parte del estrecho grupo de los casi sesenta títulos que vivían en Sevilla al final del reinado de Carlos III . Las relaciones de esta familia con personas vinculadas directamente con la corte son limitadas pero encontramos a García Loygorry que era Coronel de Artillería y a Sebastián de Miñano, ambos de Corella,  relacionado este ultimo con el Cardenal Lorenzana y con el Infante Luis María de Borbón.

D. Antonio
casó con Dña. Sebastiana Angulo de la Paz y Bravo, hija de unos ricos hacendados de la Habana, de la aristocracia azucarera cubana, "casiná", este enlace matrimonial debió influir para que su hermano mayor D. Roque obtuviese una ejecutoria de hidalguía en la que los Aguado de Corella decían ser descendientes de los Aguado de Cornago, el cual tenía la cédula de hidalguía, "paiceser" que no estaba clara la vinculación con los de Cornago y  omitieron cierta ascendencia judía, aun así obtuvieron la ejecutoria de hidalguía, que asegura "tenerlos por limpios y de buena y esclarecida sangre, naturaleza y por cristianos viejos sin mezcla de mala secta". Pocos años después, los Aguado, mejor dicho D. Roque y D. Antonio, ya que Fernando había fallecido, poseían una de las fortunas mas colosales de Andalucía. 
"Buen vestido y buen semblante, son poderosos recomendantes" .

"Paquesepas", En la primavera del 1750 vino D. Antonio a Corella y compró para su madre una casa en la calle Mayor junto al Portal de Santa Teresa en 300 ducados y liberó las deudas que sus padres habían tenido que pagar. 
Tres años mas tarde compraron en la Iglesia de la Merced, la capilla de Santa María de Cervelló, la cual posee un cuadro de la Virgen pintado por Antonio Gonzalez Ruiz en 1771, y el propósito de la misma era ser utilizada para enterramiento de la familia.
Cuatro años después adquirieron el Palacio de los Sada, casa que vio nacer al Gobernador de Guatemala, Corregidor en el Virreinato de Perú, Caballero de la Orden de Santiago, D. Pedro de Sada, sita frente a la Iglesia de San Miguel, convirtiéndola en el Palacio de los Aguado y decorándola con pinturas de vivos colores en los que se mostraban distintos pasajes y figuras marinas en recuerdo de sus viajes por América.

"Mepaiceami" que la generosidad de los Aguados para su ciudad no tenía parangón, en 1756 enviaron una maravillosa Custodia de oro, plata y esmeraldas, con su peana, joya de la orfebrería andaluza, obra del platero Juan Antonio Pastor, en su base figura la leyenda "para la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de la ciudad de Corella, a devoción de D. Roque Aguado y D. Antonio Aguado, Caballero de la Orden de Calatrava". En el año de 1757 muere en Corella su madre Dña. Antonia Delgado , y los grandes regalos a las parroquias siguen llegando. 
"El que regala bien vende, si el que recibe lo entiende"

"Masailante", envió unas magnificas Andas de Plata que habían de usarse en la procesión del Corpus, hubo que reformarlas porque eran  demasiado grandes y pesadas, aunque en realidad se sacaron en las procesiones hasta 1773, ya que imposibilitaba a los sacerdotes de poderlas llevar; así que fueron enviadas al platero de Pamplona Miguel de Lenzano el cual cobró con el resto de plata y aun pudo hacer unas preciosas Sacras. 
Las nuevas andas llevan una leyenda que dice " El Conde de Montelirios, Vizconde de Casa de Aguado en el año de 1766 dio unas andas de plata de limosna a estas parroquiales de Corella y por no poderse llevar por muy pesadas, se hicieron estas de aquellas el año de 1777".

Estas Sacras se ponían en el altar para que el sacerdote pudiera leer cómodamente las oraciones y otras partes de la misa, sin recurrir al Misal. Constaban de una central y dos laterales y el regalo fue tanto para la Iglesia del Rosario como para la Iglesia de San Miguel, las cuales todavía se guardan en las parroquias, estas se identifican porque la Sacra central lleva en el copete la figura de San Miguel y en la otra la figura de la Virgen del Rosario. 
"Dentro de la misma iglesia tenemos el desengaño, por intereses del dinero hacen a un moro cristiano"

D. Antonio Aguado 
 debía ser muy devoto del Santísimo Sacramento, pues fundo en Corella la cofradía del mismo nombre y para ello envió una bandera con mástil de plata y estandarte de damasco bordado en oro, en un lado estampado figuraba un cordero con una cruz y en el otro una custodia. Un año después enviaron desde Cádiz los Aguado otro nuevo regalo, un gran palio con ocho varas de plata y cuatro ciriales cuya entrega solemne se hizo en el Ayuntamiento en presencia del propio D. Antonio Aguado
No se redujo a piezas de platería la generosidad de los Aguado, pues al mismo tiempo remitían para la Iglesia del Rosario en 1763 el famoso "Terno de los Aguado" compuesto por un frontal para el altar mayor, un paño de púlpito el palio para las ocho varas de plata, una capa casulla y dos dalmáticas con sus collares, dos estolas, tres manípulos y tres cínculos, un paño de atril, una sobrecapa para llevar la custodia, una bolsa para los corporales, velo del cáliz, cubierta de patena - Todo ello bordado en Génova - Italia, con oro, plata y sedas sobre raso liso blanco.  Entre las piezas figuran cuatro casullas mandadas hacer para los cuatro sacerdotes que en la procesión del Corpus Christi portaban la custodia sobre las andas.
"Alabar lo bueno y vituperar lo malo, justicia es lo que hago"

D. Antonio en el año de 1764 obtuvo de su Majestad el Rey Carlos III los títulos de Conde de Montelirios y Vizconde de la Casa de Aguado así como anteriormente fue nombrado Caballero de la Orden de Calatrava, "pocomesace".
"Vuadecitelo", sin ser "chicholete", aquí debo añadir una coletilla de como obtuvo el titulo. Los tramites para la obtención del titulo de nobleza era a través de tres vías, la concesión real, la previa solicitud o la compra del titulo.
El Marques de Revilla, D. Toribio Ventura de Lagasca, vendió el titulo de Conde de Villalvilla debido a las dificultades económicas a D. Antonio Aguado, que adopto la denominación de Conde de Montelirios, para con el importe de la venta, aquel pudiera pagar lo que debía a la real hacienda por los derechos de Media annata y Lanzas y redimir otros gravámenes que pesaban sobre sus mayorazgos, la venta se hizo por 22.000 ducados.
La Media Annata era la cantidad que se pagaba a la Hacienda Real por  la obtención de un cargo u oficio y que correspondía a la mitad del sueldo del primer año de ejercicio. Y Lanzas era la obligación que tenían los grandes señores de servir al Rey con un determinado numero de lanzas en función de sus rentas, cuando eran requeridos para ello por las necesidades de la guerra; cada lanza eran cinco soldados profesionales perfectamente armados y entrenados para el combate, pagados por el noble.

Dos años después, en la Insaculación de 1766 surgió el incidente que mas tarde relato, en el cual se aparto a D. Antonio Aguado de la opción de alcaldable, los hidalgos Corellanos lograron mantener su exclusividad de señoritos del pueblo, pero Corella a cambio quedó sin padrinos. 
"La fortuna de la fea, la bonita la desea"

"Aguarte", D. Antonio Aguado, Conde de Montelirios vio frustrada una de sus mayores ilusiones, ser alcalde de su ciudad natal, para ello precisaba estar insaculado en la bolsa de alcaldes presentes como rezaban las ordenanzas de Corella sobre la organización municipal. Los Aguado enviaron unas verjas de plata maciza con destino a la Iglesia de San Miguel para cerrar el presbiterio  y servir de comulgatorio; este regalo lo hicieron al mismo tiempo que manifestaban un deseo, ser incluidos en la bolsa de elegibles para alcaldes de la ciudad, a ello se oponían las ordenanzas del bachiller Ibero, Abogado del Consejo y Corte Real y Juez de su Majestad en la Merindad de Tudela, que determinaba tres bolsas de insaculados, una para alcaldes, otra para justicias y otra para regidores. "Soplar y sorber, no puede ser".

El Conde de Montelirios pensó que si el rey le había concedido derechos nobiliarios, la vieja guardia de la hidalguía local, no tendría inconveniente en admitírselos, pero no contó con el orgullo de los hidalgos de la ciudad, que en ese momento de la historia poseía 91 familias hidalgas, 12 Mayorazgos y 3693 habitantes. 
"Presumir de hidalguía con la bolsa vacía es pura tonteria"

Lo peor de todo, lo que sin duda les llego al alma con dolor de ofensa, fue que el señoritismo local les concedió como premio de consolación, el derecho a insacularse en la bolsa de Regidores, categoría inferior a la solicitada, que era la de Alcaldes, este ultraje hizo que en venganza ordenase a los portadores de las verjas de plata detenerse en el camino y llevar su carga al pueblo mas próximo, para ser regalada a su parroquia; cuenta la leyenda que la iglesia agraciada fue la de la Almunia de Doña Godina o bien un pueblo cercano, donde estuvieron hasta que los franceses las robaran y se las llevaron en la guerra de la Independencia. "Andeandaran". 
La familia Aguado después de estos agravios se fue alejando cada vez mas de sus raíces instalándose en tierras andaluzas, no sin antes haber colmado de regalos a las parroquias Corellanas. 
"En este mundo lleno de quimera, cada uno come a su manera"

D. Antonio y D. Roque Aguado
fallecieron en Sevilla en 1789 y en Cádiz en 1797, paradójicamente lo que algunos Corellanos no les dieron en vida, la cuidad de Corella se les dio a sus muertes. - "
Grandes honras fúnebres porque en Corella debe ser perpetua la memoria de ambos hermanos tan bienhechores con las Iglesias y Ospital y aun de sujetos particulares que les lloraran siempre". 
"Tiempo pasado traído a la memoria, da mas pena que gloria".

Figura en el catalogo monumental de la ciudad de Corella un hecho que demuestran los "vinagres" que esta familia tenía contra sus gobernantes, en el año de 1794, el hijo de D. Roque Aguado, D. Cayetano Aguado que vivía en Corella, acude a los tribunales contra la ciudad de Corella, como patrona de las parroquias sobre, "no haber novedad alguna en cuanto a los ciriales y alhajas regaladas por D. Roque y D. Antonio Aguado, Conde de Montelirios". Un año después figura en el catalogo monumental, Corella contra Cayetano Aguado, sobre "estrechar varias rejas del frontis de su casa". "Amos, paiceser" que andaban a la greña, "nosamolao".
"El olivo es mas agradecido que la gente, por cada beneficio te devuelve veinte".

"Jomios", Corella se quedó sin verjas de plata para su Altar Mayor, pero con tantas ganas había de sacarse la espina que unas décadas después, Dña. Marcelina Bissié en su testamento acordó devolver a la ciudad aquellas verjas de plata, no macizas sino de plata de Meneses, prestigiosa marca de platería y orfebrería de Madrid, verjas que un día malograron los custodios de la nobleza local.
"Al desagradecido, desprecio y olvido"

Dña. Marcelina Bissié
nació en Corella en 1814, año en el que el bobo del "Rey Felón", Fernando VII, regresaba a España, era hija de D. Antonio Bissié originario de Francia y de Dña. Mª Antonia Sanz, de Corella, era la tercera de cinco hermanos, la mayor Tomasa, después Benito, Marcelina, Ruperto y Luis. Al parecer la familia era poseedora de una fabrica de aguardientes, el padre compró la casa de un hijo de Agustin de Sesma y Sierra situada en la Calle Losada, la que está junto al Palacio de los Sopranis. 
Murió soltera el 20 de Enero de 1881 y dos meses antes de morir hizo el testamento en el cual dejaba su gran fortuna para las parroquias, nada "rutiña", estableciendo lo que se debía hacer, además de cumplir otra añorada ilusión, rehacer las dos torres de la Iglesia de San Miguel que desde 1717 eran unas pequeñas torres barrocas, el encargo fue para Elías Ballespín, arquitecto diocesano de Tarazona y Zaragoza, la ejecución fue realizada por José Arigita y Jimenez y de ese modo quedó configurada la fachada que actualmente vemos, por cierto, muy alejada del estilo barroco en el cual se concibió, las obras se iniciaron el 27 de Septiembre de 1898 y su inauguración fue el 27 de Septiembre de 1900.

Se tiene constancia que donó un vestido para Nuestra Señora la Virgen del Villar, también regaló los relojes y maquinaria para ambas parroquias, los órganos de dichas parroquias (Los Gemelos), una casa en la Calle Mayor, 44 donada como Casa Parroquial y la decoración interior de la Iglesia de San Miguel, que fue realizada 65 años después por Ceferino Cabañas, gran pintor nacido en Alcañiz que en el año de 1948 lo trajo D. Jose Luis de Arrese y que en el periodo de un año y cuatro meses lo realizó,  siendo inaugurada la Iglesia de San Miguel por Dña. Carmen Polo de Franco el 23 de Agosto de 1949.
"Los mayores imposibles, el tiempo y el dinero los hacen posibles"

En la actualidad las Verjas de Plata protegen el altar mayor de la Iglesia del Rosario y el altar en la Capilla de la Virgen del Villar de dicha Iglesia, y en la Iglesia de San Miguel resguardan el altar mayor y a su derecha rodeando el retablo colateral de Santiago donde se guarda la custodia.
Para finalizar diré que un nieto del Conde de Montelirios fue nombrado en 1829 Marques de las Marismas del Guadalquivir, Alejandro Aguado y Remírez de Estenoz, mecenas y coleccionista de arte, el cual tuvo una intensa actividad económica, fue banquero de Fernando VII y llego a ser el hombre mas rico de Franciapropietario de minas en la cuenca de Langreo, promovió la construcción de la carretera carbonera que unía las minas de Langreo con el puerto de Gijón
El título de Conde de Montelirios fue rehabilitado en 1985.